14 diciembre, 2013

Eras tú

Eras tú.
Era tu mirada, tan turbada que te cuesta saber donde
mira. Tan profunda, y triste, que te dejas llevar por ella
sin saber donde está el destino. Y a la vez tan alegre,
que me hace sonreír sin saber el comienzo.

Era tu sonrisa, esa que abre mundos, apaga fuegos,
calma tempestades, y habla sin letras.

Eran tus manos, sobre tu regazo, juntas y sin saber a que
agarrarse. Eran ellas, esas manos que un día estuvieron
entre las mías.

Eran tus piernas, las que te sostienen, las que te hacen
caminar y no decaer. Esas que si te dejan caer, son las que
te vuelven a levantar.

Era tu pelo, ese que llena tu almohada cuando duermes.

Era tu respiración, pausada y lenta.

Era tu tranquilidad, aquella que me hace dormir sin
temor a mis monstruos.

Eras tú, pero al levantarte de aquel asiento, y de bajar del
autobús, me di cuenta, sólo eran mis ganas de verte.

08 diciembre, 2013

Feliz cumpleaños

"Feliz cumpleaños" decía el mensaje.
Me desperté, enrollada en la sábana y siendo consciente de que cumplía 24 años.
Apagué mi mente, y me levanté como una autómata.
"Feliz cumpleaños" citaba su mensaje.

Me levanté, y me fui a preparar el primer café de la mañana.
Sería una mañana larga.

Aun recuerdo su llamada de anoche.
"Estoy enámorandome de ti, y por eso estoy alejandome de ti. Porque no quiero, no me siento con fuerzas, y no quiero quererte"
Aun recuerdo cuanto me costo dormirme. Aún recuerdo su voz.

Fue duro volver a la realidad. Tras tanta ensoñación, el café se había enfriado, yo me había enfriado, y el reloj se había parado.
Me repuse. Me fui a la ducha. Enchufé la música, y me sumergí en mis ensoñaciones. Dejé que el agua recorriera mi cuerpo de arriba abajo. No me moví. No intenté alcanzar el champú, me faltaban fuerzas. Dejé el agua correr a su antojo, por todos los recodos de mi cuerpo, por donde quisiera ir, ahí podia llegar. Perdí de vista los segundos, más tarde los minutos y quizás las horas. Volví en mí. Mi pelo mojado, mis manos, mis piernas, mi torso. Todo ello delataba que mi ducha se había alargado más de lo debido. Cogí la toalla, y salí. Quise volver a entrar, no quería cruzarme con la realidad, pero no había forma de huir.
Me vestí. ¿Donde iba a ir? ¿Con quien ir? "No estarás sola.." citaba la canción.

Cogí el móvil, todo lo necesario para un día rutinario, y salí a la calle. Al abrir la puerta, ahí me quede. Muda, quita, sin respirar, y sin saber donde mirar. Ahí estaba ella. Sentada enfrente del portal. Esperando. Esperandome. Yo quise huir, ya me lo había dejado todo claro con la llamada. Pero mi cuerpo me desobedecío, y ser acercó a ella.

- Feliz cumpleaños- dijo
-Gracias.- contesté

Ya no supimos que decirnos. Intenté mirar el reloj, para disimular. Pero al ir hacer el gesto, me di cuenta que hacía años que yo no usaba reloj. Mi cara me delató.
Ella me pilló.

-¿Tomamos un café?¿Tienes tiempo?
-Claro- contesté laconicamente.

Caminamos una al lado de la otra. Convertidas casi en extrañas, pero al mismo tiempo, nos conocíamos hasta dolernos.
Llegamos a la cafetería, el silencio era el lenguaje que hablabámos las dos.

-Café con leche, por favor. ¿Tú que quieres?
-Lo mismo.

Y así fue.

Nos sirvieron los cafés. El silencio se hizo palabras.

-¿No vamos a hablar?
-¿De que?

Y las palabras se convirtieron en silencio.