14 mayo, 2014

El beso

Ese momento en que estáis cerca pero, aún, os separa un abismo.
Ese momento en que puedes mirarle a los ojos
 pero, aún ,no sabes que estás mirando.
Ese momento que tus manos,
empiezan a bailar al son de su cuerpo.
Justo en el momento,
que decides dejar tus miedos.
Tus pies salvan el abismo de los centímetros.
Seguros. Calmados.
Pisando despacio, porque no sabes si la tierra resistirá tu peso.
Si el abismo volverá, sin aviso, y caerás.
Sientes los segundos pasar como si fueran horas enteras, y
tú corazón se va acompasando a su latido.
Te sigue mirando, tus manos le susurran cosas que sus oídos no
pueden oír. Esas manos que se posan en su cuello,
acercando lentamente su boca a la tuya, sus manos, con
miedo y tímidas, se acercan a tu cintura, lentamente,
aprendiéndote contra ella. Tu boca se acerca, besando con
dulzura la suya. Tus ojos se cierran sin preguntar,
los de ella se acompasan a los tuyos.
Os besáis despacio, con cautela, pero saboreando el instante.
Vuestros labios traspasando esa frontera,
donde,
lo desconocido se vuelve disfraz de los sentidos.
Al unísono, dejáis caer los disfraces.
Tus labios se alejan de los suyos, abres los ojos
y al ver su sonrisa sabes que todo está bien, y no hay nada que
temer. Sus besos van a saber a los tuyos.
Tus manos se posan en su cintura,
y sólo quieres que recorran su
cuerpo días enteros, hasta perderte,
y cuando te encuentres,
 no decírselo a nadie no vaya a ser que vengan
a buscarte.

30 enero, 2014

Insolvente

Ya no puedo más.
Ya no tengo fuerzas,
ni ganas de continuar.

Ya no sufro,
ni me compadezco,
mucho menos busco.

Me declaro insolvente.

No tengo más besos.
No me quedan.
Las sonrisas están embargadas.
Las existencias de abrazos agotadas.
Las miradas, vacías.

Las palabras rotas.
Quebradas.
Borradas.
Inexistentes.

Mis ganas convertidas en desganas.
Mi ilusión hecha trizas.
Mis bolsillos, vacíos.
Ya no tengo nada que dar,
ni que regalar,
ni que prestar.

La insolvencia es todo lo que me queda.

06 enero, 2014

Monstruos

Los monstruos han vuelto.
Me han vencido.
Me he rendido.

Los monstruos han llegado.
Me iré con ellos.
Volveré a pesar de ellos.

Los monstruos ya no viven en el armario,
ni debajo de mi cama,
ni se esconden detrás de la puerta;
son mis recuerdos.

Los mismos que hacen que ya no piense,
que sólo recuerde.
Los mismos que hacen que mi cuerpo,
ya no quiera continuar hacia lo desconocido.

Los monstruos no se quieren ir.
Ya no me defiendo.
Ya no quiero defenderme.
Los monstruos se quedan, sin ti,
pero con ellos, vuelvo a ti.

Ya sólo quiero mirar por la ventana
del tren que me lleva a tu (in)existencia.

Eso sí, sigo teniendo miedo a los monstruos.
Pero ya no tengo donde esconderme de ellos.

14 diciembre, 2013

Eras tú

Eras tú.
Era tu mirada, tan turbada que te cuesta saber donde
mira. Tan profunda, y triste, que te dejas llevar por ella
sin saber donde está el destino. Y a la vez tan alegre,
que me hace sonreír sin saber el comienzo.

Era tu sonrisa, esa que abre mundos, apaga fuegos,
calma tempestades, y habla sin letras.

Eran tus manos, sobre tu regazo, juntas y sin saber a que
agarrarse. Eran ellas, esas manos que un día estuvieron
entre las mías.

Eran tus piernas, las que te sostienen, las que te hacen
caminar y no decaer. Esas que si te dejan caer, son las que
te vuelven a levantar.

Era tu pelo, ese que llena tu almohada cuando duermes.

Era tu respiración, pausada y lenta.

Era tu tranquilidad, aquella que me hace dormir sin
temor a mis monstruos.

Eras tú, pero al levantarte de aquel asiento, y de bajar del
autobús, me di cuenta, sólo eran mis ganas de verte.

08 diciembre, 2013

Feliz cumpleaños

"Feliz cumpleaños" decía el mensaje.
Me desperté, enrollada en la sábana y siendo consciente de que cumplía 24 años.
Apagué mi mente, y me levanté como una autómata.
"Feliz cumpleaños" citaba su mensaje.

Me levanté, y me fui a preparar el primer café de la mañana.
Sería una mañana larga.

Aun recuerdo su llamada de anoche.
"Estoy enámorandome de ti, y por eso estoy alejandome de ti. Porque no quiero, no me siento con fuerzas, y no quiero quererte"
Aun recuerdo cuanto me costo dormirme. Aún recuerdo su voz.

Fue duro volver a la realidad. Tras tanta ensoñación, el café se había enfriado, yo me había enfriado, y el reloj se había parado.
Me repuse. Me fui a la ducha. Enchufé la música, y me sumergí en mis ensoñaciones. Dejé que el agua recorriera mi cuerpo de arriba abajo. No me moví. No intenté alcanzar el champú, me faltaban fuerzas. Dejé el agua correr a su antojo, por todos los recodos de mi cuerpo, por donde quisiera ir, ahí podia llegar. Perdí de vista los segundos, más tarde los minutos y quizás las horas. Volví en mí. Mi pelo mojado, mis manos, mis piernas, mi torso. Todo ello delataba que mi ducha se había alargado más de lo debido. Cogí la toalla, y salí. Quise volver a entrar, no quería cruzarme con la realidad, pero no había forma de huir.
Me vestí. ¿Donde iba a ir? ¿Con quien ir? "No estarás sola.." citaba la canción.

Cogí el móvil, todo lo necesario para un día rutinario, y salí a la calle. Al abrir la puerta, ahí me quede. Muda, quita, sin respirar, y sin saber donde mirar. Ahí estaba ella. Sentada enfrente del portal. Esperando. Esperandome. Yo quise huir, ya me lo había dejado todo claro con la llamada. Pero mi cuerpo me desobedecío, y ser acercó a ella.

- Feliz cumpleaños- dijo
-Gracias.- contesté

Ya no supimos que decirnos. Intenté mirar el reloj, para disimular. Pero al ir hacer el gesto, me di cuenta que hacía años que yo no usaba reloj. Mi cara me delató.
Ella me pilló.

-¿Tomamos un café?¿Tienes tiempo?
-Claro- contesté laconicamente.

Caminamos una al lado de la otra. Convertidas casi en extrañas, pero al mismo tiempo, nos conocíamos hasta dolernos.
Llegamos a la cafetería, el silencio era el lenguaje que hablabámos las dos.

-Café con leche, por favor. ¿Tú que quieres?
-Lo mismo.

Y así fue.

Nos sirvieron los cafés. El silencio se hizo palabras.

-¿No vamos a hablar?
-¿De que?

Y las palabras se convirtieron en silencio.

13 agosto, 2013

Mi habitación

Mi realidad, mi mundo, mi seguridad.
Mis alegrías, mis recuerdos, mis desventuras.
Mis lágrimas, mi rabia, mi risa.
Todo ello entre estas cuatro paredes
que orgullosamente llamo; mi habitación.

Donde puedo soñar segura.
Donde puedo dormir tranquila,
aunque hayan sueños que me desvelen.
Donde puedo pensar con los ojos cerrados.
Donde me encuentro, y me pierdo.
Donde sé que estoy, y estaré.
Donde sé que te puedo encontrar, aunque te haya perdido.
Donde mi cama es mi confidente nocturno.
Allí donde mis libros encuentran su universo.

Allí donde suelo gritar, y donde sé que mi vida está.