06 abril, 2012

El otro día

El otro día, trasteando por una habitación que no era la mía, empecé a fijarme en objetos cotidianos, en objetos sin valor. Pero al darme cuenta, esos objetos si que tenían valor para el dueño del habitáculo.

Llaves que ya no abren nada, papeles que no vuelan, pulseras que hace mucho tiempo no te pones, muñequitos de plástico con los que nunca jugaste porque eras demasiado mayor, tiritas que nunca usaste...todo ello concordaba. Todo ello encajaba en la vida de alguien. Todo ello, era la vida de alguien. Esos objetos tenían valor para alguien, ese alguien les daba valor y vida a la vez. Porque esos objetos conforman la vida de una personas, y son recuerdos tangibles. Pero si no tienes esa vida, tal vez, quieras tirar todo ello porque es inservible. Pero lo mágico; es que si sirven. Sirven porque conforman tu vida, conforman quien has sido, y tal vez, quien serás.

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