Es hora de olvidar.
Llego tarde a la estación donde me prometí olvidarte.
Tú no estarás ahí para recibirme con un abrazo, como
un día quise.
Sólo estará tu ausencia. Le invitaré a ese café que nunca pude ofrecerte, y empezaré a discutir tu olvido con ella. Sé que no querrá irse, y tal vez, decida coserse a mí. Dolerá, y tal vez ,siempre lleve tu ausencia conmigo, pero al menos, será parte de mí, y no de ti.
1 comentario:
Que bueno...
Hay ausencias que queman en la piel como el fuego de una hoguera...
Un besote desde el Taller!
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