13 enero, 2012

Sal con una chica que lee


Si te llegas a encontrar una chica que lee mantenla cerca, y cuando a las dos de la mañana la pilles llorando y abrazando el libro contra su pecho, prepárale una taza de té y consiéntela. Es probable que la pierdas durante un par de horas pero siempre va a regresar a ti. Hablará de los protagonistas del libro como si fueran reales y es que, por un tiempo, siempre lo son.

Le propondrás matrimonio durante un viaje en globo o en medio de un concierto de rock, o quizás formularás la pregunta por absoluta casualidad la próxima vez que se enferme; puede que hasta sea por Skype.

Sonreirás con tal fuerza que te preguntarás por qué tu corazón no ha estallado todavía haciendo que la sangre ruede por tu pecho. Escribiréis vuestra historia, tendréis hijos con nombres extraños y gustos aún más raros. Ella les leerá a tus hijos The Cat in the Hat y Aslan, e incluso puede que lo haga el mismo día. Caminaréis juntos los inviernos de la vejez y ella recitará los poemas de Keats en un susurro mientras tú sacudes la nieve de tus botas.

Sal con una chica que lee porque te lo mereces. Te mereces una mujer capaz de darte la vida más colorida que puedas imaginar. Si solo tienes para darle monotonía, horas trilladas y propuestas a medio cocinar, te vendrá mejor estar solo. Pero si quieres el mundo y los mundos que hay más allá, invita a salir a una chica que lee.

O mejor aún, a una que escriba.

Rosemarie Urquico



7 comentarios:

Nacho López Murria dijo...

Lo que provoca la lectura

Iréz dijo...

Es mucho mejor de lo que no la provoca.

JOAN dijo...

q gran texto... me ha dejado sin palabras!! tengo suerte de compartir mi vida con alguien q lee y espero dibujar juntos nuestro futuro, llegar así a la vejez, como dice el relato!! :)

un abrazo!

Iréz dijo...

Pues que suerte la tuya compartir la vida con alguien que lee. :)

Ojala yo la comparta con alguien que lee, o sepa apreciar las palabras. Que por ahora, nanai.

Dcamps dijo...

Hermoso. Mundos dentro de mundos sin duda y las horas más coloridas que se puedan imaginar, llenas de risas. Leer supone aventurarse a derribar miedos y fronteras, compartir esperanzas y sueños.

Marina dijo...

Leer abre mundos, y escribir los crea. Ambas son partes que se complementan, y si una de las dos personas escribe el mundo de la otra, y la otra lee el mundo que le ha abierto dicha persona, ten por seguro que los mundos existentes llegarán tan lejos como un pájaro a ras de cielo.

Anónimo dijo...

¡Me ha encantado el texto! Me lo guardo ahora mismo. He estado leyendo alguna cosa más, está muy bien!
Un saludo ;)