02 septiembre, 2006

Sentimientos

Mis sentimientos se disparan. No tengo culpa de no tener el mando sobre ellos, de no tener poder alguno para recriminarlos, y decirles que no sean ellos mismos. Que no se muestren ante nada y ante nadie. Que no den señales de vida, que mi alma esta muerta, y que ellos no nazcan para revivirla. Que no me den esperanzas de que vivan, que no den señales de vida. Que no se muevan por miedo a que otros los descubran, y esos sentimientos me hagan sufrir los contratiempos del viento. Que mis pies no se muevan, que nadie oiga mis pasos porque sino mis sentimientos se pondrán en marcha, y no habrá quien les pare. No habrá persona que los haga marcha atrás, y yo poco a poco sin ellos seré una muerta en vida. Yo ya no quiero mis sentimientos, y lo que ello conlleva. Si cada vez que los tengo me equivoco con ellos ¿para que sirven? Si cada vez que ellos nacen, hago daño a otro ser viviente. Yo no quiero sentimientos, yo no quiero sentir, yo ya no quiero caminar si a cada paso que doy, me doy la vuelta y veo un cartel que cita “se equivoca “. Y siempre acabo equivocándome. Siempre vuelven mis sentimientos, y siempre quiero que estos cambien. No tengo poder sobre ellos, lo tienen ellos sobre mí. Es el poder de la vida. La magia de los sentimientos, y yo reniego de tal magia. De tal querer hacia ellos. Esperando una llamada, el corazón en un puño cuando el timbre del teléfono hace sonar, y nos hace ver a todos que hay alguien al cual el importa contactar con esta casa, contigo, con esta magia, con esta vida, con tu vida. El alma en la mente al esperar oírte detrás de la línea telefónica, un tímido hola, un tímido silbido indicándome que eres tu, y no yo la que llama. El teléfono me devuelve mi respiración al indicar que no es tu voz, sino la del viento. Deseo que llames, deseo que escuchar el timbre del teléfono…veloz descuelgo, y vuelvo al colgar al darme cuenta que es mi imaginación. Mis ganas de ti, mis ganas de oír tu sonrisa, de ver tu cara…De oír tu voz junto a la tuya, y así saber que aun no te has ido de mi lado. Que aun no has marchado de mi camino, que aun sabes que mi camino no solo voy yo, sino unas cuantas nubes, y un par de vientos. Ya no voy sola, no me siento sola. Pero me has arrebatado mis sentimientos, me lo has usurpado y arrancado de cuajo. Me duele, duele no tener sentimientos que ofrecer al aire, que ofrecer a mis amigos, que ofrecerme. Ya no vuelo, ese sueño voló como una fina hoja de papel. Ya no me dejas sentir, tan solo puedo pisar la tierra, y olerla para saber que no sigo los pasos de nadie. Tengo una prisión sin paredes, puedo ver el horizonte, pero no puedo tocarlo. Tú no me dejas. Me has cortado las alas, te has llevado mis ilusiones y me has dejado desnuda delante de las piedras. Estas no dirán nada, pero yo solo quiero vivir. Y tú no me dejas. Yo no dejo que te vayas, y a cambio te has llevado contigo mis perdidas de memoria. Tu teléfono, y mi voz. Devuélvanme las ganas de sentir, mis ganas por tocar el horizonte con mis manos. Quitándome todo guante, sintiendo el frío en mi tierna piel. Mi alma ya esta muerta, mi mente no tardara mucho en hacerle compañía. Cabemos todos en ese agujero que has hecho para mí. Donde quepo yo y mis pobres sentimientos mutilados. Ya no tengo ganas, ni manos para recoger los pedacitos que has esparcido por mi recuerdo. Los rastrojos de ellos que han quedado tras tu fogata. El tiempo no me volverá a ellos, pero se que el tiempo me perdonara por tener sentimientos. Que la vida te de lo que te tenga que dar, yo me callo, cabeza gacha y el rabo entre las piernas. Entre las duras piedras, yo descalza. Sangro, grito, y vuelvo a gritar. Nadie me escucha, pero así me libero de esos sentimientos que ya no existen para mí ser. No tiene sentido esta disputa, pero mi sangre caliente me devuelve mi sufrimiento. Adiós, hasta luego, ya nunca volveré al lugar donde tu fuiste feliz.

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