11 julio, 2006

El mundo

Un hombre del pueblo de Neguá, en la costa de Colombia,
pudo subir al alto cielo.

A la vuelta, contó. Dijo que había contemplado, desde allá arriba, la
vida humana. Y dijo que somos un mar de fueguitos.

- El mundo es eso - reveló -. Un montón de gente, un mar de
fuegultos.

Cada persona brilla con luz propia entre todas las demás. No hay
dos fuegos iguales. Hay fuegos grandes y fuegos chicos y fuegos de
todos los colores. Hay gente de fuego sereno, que ni se entera del
viento, y gente de fuego loco, que llena el aire de chispas. Algunos
fuegos, fuegos bobos, no alumbran ni queman; pero otros arden la
vida con tantas ganas que no se puede mirarlos sin parpadear, y
quien se acerca, se enciende.

El Libro de los Abrazos- Eduardo Galeano

Creo que voy a sacar mas de una entrada de este libro, lo conozco poco, pero poco a poco leo historias como esta, y me hacen que pensar. Hacen que me de cuenta de cosas, y se me encienda algo en mi interior. Y no podia dejarlo sin colgarlo en mi rincón en medio de los grandes redes de la información.

Disfrutenlo

2 comentarios:

Löla dijo...

Umm.. ¿cambio de diseño poetisa? (que vergüenza me da mi blog en estos momentos).
Y digo yo, ¿de qué color se verá mi hoguera si es que se ve? Me toca avivar un poco la llama que la he descuidado, gracias por recordarmelo.
Un placer leerte ;)

Frozen dijo...

Supongo que la cuestión que todos nos preguntamos es: ¿cómo es nuestra llama? ¿Qué tipo de fueguitos somos? Posiblemente nunca lo sepamos.

Enseguida voy a actualizar tus links poetisa.