02 julio, 2006

Simplerias

Te quiero.
Son simples estas palabras, pero no su significado. Es tan complejo que nunca llegaré a definirlo; tan sólo se definirte, definirme, y definir mis palabras. Midiendo con una cuerda esos pasos. Se definir tu cuerpo entre mis manos, tus labios entre los míos, y tu pensamiento sobre un papel.
Tu vida sobre un cielo encapotado. Que palabras más simples. Pero que pueden cambiar todo un destino. Siempre te llenan el alma, siempre hay alguien que se calla ese sentimiento, pero sabe demostrarlo más allá de las fronteras y visados. Sabes que las tienes al abasto, al alcance de tus dedos. Los dos entre la lluvia fría, y calmada. Cae como un bálsamo sobre tu cuerpo, sobre mis palabras.


Esas palabras que me hacen sonreír tras tus brazos sobre mi cuerpo, tan sencillo como la luna que es mi confidente, mi luz, y tú mi guía. Las estrellas saben nuestro secreto, pero ellas no saben articular un beso, el que quiero darte a ti. El que quiero saborear. Iré contigo hasta la estación de tren, y subiré al tren sin destino alguno: siempre cosida a mi alma. Me haces vivir el más bello sueño al enseñarme tu sonrisa, y oír latir tu corazón cuando me abrazo a ti. Yo ya no quiero películas de amor, tan sólo tu mano al lado de la mía. Contigo el camino que ando no es tán difícil como yo creo, o pienso. Tu mirada llena mi mirada, tú; mi punki lleno de locura, y cordura al mirar hacia delante. Nuestros nombres escritos en tiza en el suelo de mi habitación. Con esos truenos ahí fuera, y tu junto a mi diciéndome que mi destino es mío, y que mi verdad es tu palabra.

Pensando en sentarme y ver empezar la función. Me he dado cuenta que se ha acabado. Ya se ha acabado. Que mi butaca fría e incomoda ya no está. Se la han llevado a otro lugar, y no se cual es ese. Me he sentado en el suelo a esperar al ruido. Yo me muevo, pero he olvidado en que dirección lo hago. Hacia donde queda mi norte, y hacia donde tus tristezas. Hacia donde mi habitación, y donde para su cuarto. Donde su cama, y donde mi almohada.

Noche de San Juan. Noche magia, noche de sueños de botellas vacías. Yo junto a ti, y tú junto a mí. Abrazándome contra tu cuerpo, y susurrándome tus caricias. Creyendo en mis convicciones, y paseando mis locuras. Esta noche no soy yo, mis miedos han perdido la llave de entrada, y esta noche duermen en la calle. Que pasen frío, y sean más racionales. Pero que no me dejen aquí, que yo sin miedos no se vivir. Nací miedosa, y miedosa quiero morir.
Aun tengo arena en los zapatos, y en mis versos. Mis labios huelen a ti, y mis manos acarician tu ausencia. Mis ojos presos de los tuyos, y mis pies al compás de mis movimientos más felinos. Admiro la suerte de mis pasos. Sentir tu piel contra mi piel, mi sudor mezclado con el tuyo a base de caricias desordenadas. Esos encuentros fortuitos, y esas palabras nunca marcadas. Todas esas noches mágicas, y tú diciéndome que me quitara el sueño, y que soñara dentro de tu abrazo con la poca tinta que me va quedando.







¿Y porque no?

Porque no puedo vivir sin tener miedo a equivocarme, porque no puedo salir delante del telón y brindar por la actuación. ¿Por qué no puedo poner palabras a mis versos vacíos, carentes de significado y sentimiento? Yo ya no tengo opción alguna de sobrevivir, no tengo opción de rendirme, y de sacar la bandera blanca. Si Peter Pan viniera, y me llevara a donde el quisiera yo ya tendría palabras que lanzar al viento lleno de lágrimas. Entre estos papeles llenos de ideas absurdas, y de ilusiones quebradas. Donde los sueños no tienen cabida en mi mente enferma llena de errores al paso por su camino.
En el día de hoy no hay más manos sobre mi piel, ni besos escondidos en el rincón de mi habitación. Tampoco encuentro susurros gritados en mi universo, ni los rincones donde escondí mis sueños; aquellos que rompí al acostarme entre tus brazos. Me calzo los zapatos llenos de agujeros, desgastados por el roce del camino lleno de curvas salientes. Volando sobre el mar donde las gaviotas caen muertas nada más ver el frío de mi piel. Mi corazón se congelo al salir al vacío de las nubes, paseando por el filo del universo cumpliendo tristezas innatas. Viajando a la luz de las estrellas, pensando que si se parará el tiempo yo seria… ¿Por qué no?


Dejando atrás las apuestas imposibles. Presintiendo que el presente en los próximos anuncios será el pasado. Conduciendo hacia un barranco donde no hay más que yo. Descansando de mis pensamientos hacia el negativo de la foto maldita, llena de retazos del pasado. Informando que me acuesto con el miedo, y cuando me da las buenas noches hago el amor con él, y sufro la desesperación del sol iluminando mi habitación. Oigo una voz que no sabe pronunciar verdades. Observar sus movimientos, leyendo sus pensamientos y palpando su soledad.

Pierdo el norte, pierdo energía y yo sin bote salvavidas. El mundo tiene cosas que contarme, pero ya ni lo escucho ni me escucho. Me cansé de estar sentada delante de un sueño. Voy a tocar tierra y a desaparecer en mi playa; plagada de silencios.

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